viernes, 23 de julio de 2010

¿SERÍA MI MADRE?

De chica me preguntaba si esa mujer depilándose el bozo en el baño era mi madre. Supongo que todo niño alguna vez tuvo sospechas acerca de su origen. Las mías eran múltiples por múltiples motivos. Mamá detestaba que los pájaros la despertaran, que los perros babearan y que las vacas dijeran mu. Yo en cambio me sentía la reencarnación de San Francisco de Asís. Mamá creía que los extraterrestres eran puras estupideces. Yo intentaba comunicarme con ellos dos veces por semana. Mamá pensaba que esconder las galletitas, el cable de la tele y contar las milanesas frías que habían quedado en la heladera, era un plan de economía doméstica. Yo que era puro abuso de poder. Yo amaba la lectura, saber de dónde se extraía el jade y hacia dónde emigraban las golondrinas. Mamá lo único que terminó de leer fue Platero y Yo, tres artículos del Readers Digest y su máximo interés era ganar el Prode. Yo aprendía a hacer voulavents viendo Buenas Tardes Mucho Gusto. Mamá bufaba cuando tenía que hacer los huevos duros para los pic-nics.
Ella, grandes ojos del color del tiempo. Yo, ojos marrón zapato de colegio. Ella, pelo rubio ceniza llovido. Yo, pelo castaño rojizo voluble. Ella, odiaba el pollo. Yo, le pedía a Papá Noel que me dejara uno al espiedo al pie del arbolito.
¿Habrá sido mi madre?






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